6 de abril de 2010

La rana y el escorpión


José Luis Ortiz*

“Entre el estímulo y la respuesta, existe un espacio.

En este espacio radica el poder de elegir nuestra respuesta.

En nuestra respuesta radica nuestro crecimiento y nuestra libertad.”

Stephen R. Covey

En mi oficina tengo una pequeña rana de papel maché que alguna vez una de mis hijas hizo en su taller de arte. La representación del animalito, de aspecto gracioso y color verde brillante llama frecuentemente la atención de mis alumnos, quienes suelen preguntarme el por qué de tenerla sobre uno de los libreros. Así, aprovecho para narrarles la metáfora de “La Rana y el Escorpión” y tratar de mostrarles de la forma más amena posible, uno de los principios del liderazgo. Ahora tengo la oportunidad de contarte esta historia a ti que estás leyendo estos párrafos.

Cuenta un relato popular africano que a las orillas de un río vivía una rana muy generosa. Cuando llegaba la época de lluvias ayudaba a los pequeños animales que se encontraban en problemas ante la crecida del río, llevándolos sobre su espalda, de quienes no se aprovechaba; pues su nobleza y condición, le impedían tomar ventaja de circunstancias tan desiguales. También vivía por allí un escorpión, que cierto día le suplicó a la rana que también le ayudase a cruzar el río: -Deseo cruzar el río, pero no estoy preparado para nadar, por favor hermana rana, llévame a la otra orilla sobre tu espalda-. La Rana le respondió: -¿Qué te lleve a la otra orilla sobre mi espalda? ¡Ni pensarlo! De ninguna manera, te conozco lo suficiente para saber que si te llevo en mi espalda, me inyectarás un veneno letal y moriré-. El astuto escorpión le dijo: -Señora rana, parece que no estás pensando bien con ese cerebro de rana que tienes, porque si te llegara a picar, tú te hundirías en el agua y yo, que no sé nadar, también perecería ahogado. Después de negarse al principio a acceder a la petición del escorpión, sucumbió ante su lógica y dejó que subiera a su resbalosa espalda para ayudarle a cruzar el río. Todo iba bien, la rana nadaba con soltura a pesar de sostener sobre su espalda al escorpión y así fue poco a poco perdiendo el miedo a aquel animal. Cuando llegaron a la mitad del río, efectivamente, el escorpión picó a la rana, quien sintió el dolor agudo del veneno que le había sido inyectado y que se extendía por todo su cuerpo, poco a poco se fue hundiendo al faltarle fuerzas para nadar; sin embargo, mientras se ahogaba alcanzó a preguntar al escorpión: -Pero... ¿por qué lo has hecho?-. El animal ponzoñoso le respondió: -porque soy un escorpión-, y juntos se ahogaron en las turbulentas aguas del río.

Al igual que el escorpión, podemos actuar siguiendo nuestra propia naturaleza, de forma irreflexiva e irracional, procediendo por instinto y dañándonos a nosotros mismos y a las personas que nos rodean. Sin embargo, los seres humanos estamos dotados del don más valioso: la libertad y tenemos la capacidad de reflexionar y razonar entre el estímulo y la respuesta, adoptando un papel proactivo en lugar del meramente reactivo, al dejarnos llevar por nuestros instintos. Los animales en la vida real no pueden decidir, por lo que actúan conforme a lo que su naturaleza les dicta. Cada persona tiene el poder de decidir si se rige por la moral de la rana o por la moral del escorpión; tú puedes escoger en qué te conviertes y como terminará tu vida.

Actuar como el escorpión consiste, por ejemplo, en criticar y juzgar a los demás, quejarse, guardar odio, resentimiento, rencor; sencillamente porque son parte de la naturaleza humana. Estas actitudes y conductas afectan a los demás, pero sobre todo te afectan profundamente a ti espiritual, emocional, mental y físicamente. Los escorpiones terminan solos o rodeados por seres de su misma naturaleza, dañándose a ellos mismos y al prójimo.

Actuar como la rana consiste en ayudar a los demás, ser una persona en la que los demás pueden confiar, dejar huella positiva en las personas, ser persona que sirve y da sin esperar recibir nada a cambio. Las ranas pueden encontrarse a escorpiones, pero también a otras ranas que les proporcionen los medios para ser felices. Alguna vez mi madre me dijo: “Si quieres ayudar a las personas, enséñales a ayudar a los demás”. El encuentro con el significado profundo de esas palabras, fue tal vez lo que me guió a convertirme en profesor y aspirante a maestro. Como padre, he reafirmado esta convicción de servicio con mi esposa e hijas, ya que la familia es el eje sobre el que gira nuestra vida.

Es fundamental para las ranas alejarse de forma oportuna de los seres ponzoñosos cuya "naturaleza" es estar escupiendo veneno y cuyas malas intenciones les pueden afectar, e incluso, no les dejarán vivir. Es fundamental que cuando detectes la naturaleza del escorpión en las personas o de grupos, te apartes de inmediato; porque de lo contrario, terminarás por acostumbrarte y muy probablemente adoptarás sus mismas actitudes y conductas. Recuerda que “si quieres aprender a aullar, júntate con lobos”, y que “quien con bueyes anda, a mugir aprende”.

*Director de la Carrera de Ing. Mecánica, ITESM Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx

Artículo publicado en el Periódico “El Corregidor de Querétaro”, 9 de octubre de 2009, p. 4.

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