28 de abril de 2010

¿Cuál es la principal causa de nuestros problemas? (II)


José Luis Ortiz*

Solamente hay un lugar en el universo que con toda seguridad podemos cambiar y está en nosotros mismos. Si nosotros cambiamos, seguramente todo a nuestro alrededor también cambiará; si evolucionamos, seguramente nuestra familia, comunidad y país evolucionarán. Sin embargo, muy pocas personas establecen estrategias de mejora continua a nivel personal. ¿Cómo podemos esperar que las cosas mejoren, que se resuelvan los problemas, si seguimos haciendo lo mismo? Pocas personas plantean propuestas serias y menos aún exigen que se tomen acciones para la solución de las dificultades de nuestra sociedad. En los corrillos de los bares, en las reuniones familiares o en los pasillos de las oficinas se escuchan expresiones de inconformidad y malestar. Pero ¿qué estamos haciendo para cambiar? Si esperamos a que el presidente, los gobernadores, los senadores, los diputados, los funcionarios, etc., solucionen la situación, seguramente nos vamos a quedar toda la vida esperando. Muchos vemos con conformismo que sexenio tras sexenio aparezca una pequeña luz de esperanza que se extingue poco a poco con el paso del tiempo. Y siempre es lo mismo: año tras año, período tras período; con cada cambio de gobierno o de partido en el poder; y así seguimos y seguiremos esperando, es lo que hemos hecho a través de todo el tiempo: esperar.

En tanto que una masa crítica de nosotros –los ciudadanos- no renueve sus actitudes y conductas, este país no cambiará. El no evolucionar significa en realidad retroceder. En este mundo globalizado y de avances tecnológicos, lo único constante es el cambio y tal como lo estamos haciendo, parece ser que muchas economías avanzan, con mayores o menores dificultades, pero la nuestra no. El futuro no se dibuja alentador: disminución de las exportaciones petroleras, reducción de las remesas de nuestros compatriotas que al no encontrar un empleo digno en nuestro país se ven forzados a vender su fuerza de trabajo y colaborar en el desarrollo de otros países, principalmente de los Estados Unidos, deterioro de la calidad educativa a juzgar por los pobres resultados que se han obtenido a nivel internacional, etc.

Más vale actuar tarde que nunca. Sin embargo es mucho mejor "a tiempo". Esto causa menos demoras, reproceso, desmotivación, producción de baja autoestima, y en general incrementa la efectividad.

La crisis económica de nuestro país es producto, en parte, de una crisis a escala internacional, pero gran parte del problema está dentro de nosotros. ¿Cómo podemos explicar una caída en el PIB de alrededor del 8%, mientras en China se da un incremento del sustancial en el mismo período?

México ha tenido la caída preocupante en su economía. La situación global es común para todos. Pero si persistimos en la actitud de querer atribuir al destino, al mercado internacional, a "la crisis", al jefe, a las autoridades, etc. la causa de nuestros problemas, será como “encontrarnos en el hoyo y seguir cavando”.

Si hubiésemos educado oportunamente a nuestros niños y jóvenes en el desarrollo de sus habilidades de liderazgo: sentido existencial, comunicación efectiva, planteamiento y solución de problemas, compromiso social, etc., no tendríamos que estar sufriendo ahora las consecuencias de nuestro conformismo y apatía por los grandes problemas nacionales. No es la situación económica adversa lo que nos está produciendo problemas para que los jóvenes profesionales egresados de las instituciones de educación superior se empleen -es un factor que contribuye, pero no es definitivo-, las barreras reales consisten en que muchos de ellos no tienen la actitud, las conductas y la sabiduría que requieren los empleadores o que son necesarias para aprender por cuenta propia y generar su propio empleo.


*Director de la Carrera de Ing. Mecánica, ITESM Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx

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