17 de octubre de 2009

Las 5 Piezas


Jim Rohn y las Cinco Piezas más Importantes del Rompecabezas de la Vida

José Luis Ortiz

Jim Rohn ha sido llamado “el orador más extraordinario e inspirador de la actualidad”. Es un filósofo, consejero y Coach exitoso. Jim Rohn nos devela prácticos “secretos” para el éxito y la productividad, que en realidad son parte del sentido común; pero también es cierto que éste es una de las prácticas menos comunes. Cada consejo contiene un profundo entendimiento del mundo de los negocios, la información recopilada de sus años como vendedor, propietario de negocios y miembro de empresas globales. Su estilo especial cautiva misteriosamente al espectador a través de vivencias y anécdotas, y enciende su entusiasmo y favorece la automotivación de la genta para actuar bajo la premisa: “El éxito es la tecnología de lo obvio”.

Jim ha desarrollado un profundo entendimiento del comportamiento y de su efecto sobre el desarrollo personal a través de la observación y de sus propias experiencias. Después de encontrarse en la bancarrota y de conocer a quien sería su mentor, Earl Schoaff, Jim dedicó cada momento libre a estudiar y aplicar los principios básicos del logro personal y profesional, trabajando desde la premisa Para ser exitoso en la vida, uno debe trabajar más duro sobre uno mismo que sobre cualquier otra cosa”.

Su obra magistral: “Las Cinco Piezas más Importantes del Rompecabezas de la Vida” expresa y enseña concisamente los elementos clave para un cambio de vida efectivo a través del conocimiento y crecimiento personales. El señor Rohn trata los temas fundamentales del desarrollo humano en este libro excepcional con un estilo poderoso y persuasivo que recomiendo a las personas que se están formando en ventas o liderazgo.

Hay muchos aspectos importantes en nuestras vidas. Para ser felices y lograr todo lo que nos propongamos, si nuestras metas son lógicas, para Jim Rohn hay 5 piezas que cubren los aspectos más importantes en nuestro desarrollo personal, cuando la persona se pone a trabajar en ellas, seguramente logrará lo que busca. Estas cinco piezas son:

1. La Filosofía: Esta es la más importante de todas las piezas. La Filosofía es simplemente lo que sabemos a través de la experiencia, de nuestra educación e instrucción en la que han influido las personas que nos han rodeado, el medio en el que nos desenvolvemos, lo que leemos, lo que escuchamos.

2. La Actitud: Involucra al aspecto emocional, el cómo nos sentimos acerca de lo que sabemos, nuestra autovaloración y autoestima; ya que sabemos que la mayoría de lo que nos sucede depende de cómo reaccionamos. Se deriva de la filosofía, ya que podemos tener una buena o mala actitud según nuestra experiencia y cada uno decide la actitud a tomar ante las circunstancias de la vida.

3. La Actividad: Con una adecuada Filosofía de actividad podemos lograr “todo lo que podamos y lo mejor que podamos”.

4. Resultados: Es de lo que se trata el juego de la vida, ya que demuestran si vamos en el camino correcto, si hemos potenciado al máximo nuestros talentos, pudiendo obtenerse valoraciones en determinado tiempo y hacer correcciones de medio término, para alcanzar un fin.

5. Estilo de Vida: Es es consecuencia de todas las piezas anteriores. Lo importante en nuestra vida es ser feliz, haciendo y disfrutando lo que nos gusta, depende de nosotros el estilo de vida que queremos tener, de aprender a distinguir baratijas de tesoros. El vivir es un arte en el que no debemos confundir el éxito con la riqueza y la felicidad con el confort.

Si comprendemos y aplicamos los contenidos del libro, nos daremos cuenta que todo lo que necesitamos está a nuestro alcance para lograr el desarrollo, la felicidad y la plenitud personales.

Referencias:

The Five Major Pieces to the Life Puzzle, a Guide to Personal Success, by Jim Rohn, Jim Rohn International.

15 de octubre de 2009

Equilibrio y Productividad*

José Luis Ortiz**

El Ejército de los Estados Unidos ha descubierto después de varias pruebas que hasta hombres jóvenes –endurecidos por los años de entrenamiento militar– pueden marchar mucho mejor y resistir más tiempo si se quitan la mochila y descansan diez minutos cada hora. Por lo tanto, el Ejército los obliga a hacerlo.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, desde los sesenta y tantos años hasta los setenta y tantos, podía trabajar dieciséis horas por día, año tras año, dirigiendo el esfuerzo de guerra del Imperio Británico, Un récord fenomenal. ¿Su secreto? Trabajaba en la cama todas las mañanas hasta las once, leyendo informes, dictando órdenes, haciendo llamadas telefónicas y manteniendo importantes conversaciones. Después del almuerzo volvía a la cama otra vez y dormía durante una hora. Al atardecer se iba nuevamente a la cama y dormía un par de horas antes de cenar a las ocho. No curaba la fatiga. No tenía que hacerlo. La prevenía. Como descansaba con frecuencia, estaba en condiciones de seguir trabajando, fresco y en buen estado hasta bien pasada la medianoche.

Dale Carnegie

Cuando realicé mis estudios doctorales en España, a las 7 de la mañana realizaba alguna actividad deportiva para ingresar a mis labores habituales a las ocho. Fue inicialmente extraño para mí, que a las 10:30 de la mañana pasaran mis compañeros y maestros por mí al laboratorio en el que generalmente realizaba mi trabajo experimental para invitarme a tomar y comer algo en la cafetería de la universidad. Nos tomábamos alrededor de media hora entre la charla y la alimentación y volvíamos al trabajo a nuestras respectivas áreas hasta las dos de la tarde. Después caminaba a casa alrededor de diez minutos para tomar el almuerzo en compañía de mi esposa e hijas en la que conversábamos alegremente sobre lo sucedido durante el día, tomaba una siesta de 15 a 20 minutos y regresaba nuevamente caminando para reiniciar actividades de cuatro a seis de la tarde. No pasó mucho tiempo para advertir que mi trabajo era más efectivo de lo que había sido en México con jornadas continuas. Pero lo más notable era que no llegaba cansado a casa como antes y tenía el entusiasmo y energía para realizar diversas actividades deportivas, sociales, familiares, etc. hasta la media noche. Ahora, he descubierto que la productividad promedio de los trabajadores en España es superior a la de los mexicanos promedio, con el mismo número de horas diarias de trabajo. No se trata de cansarse y recuperar la energía durante el descanso, se trata de no perderla nunca. No se trata de trabajar más, sino de ser más efectivo en el trabajo.

Es fundamental para todos equilibrar nuestras vidas de modo que entren otras cosas que no sean el trabajo. Esto no solamente produce vidas personales más satisfactorias y plenas, sino que hace que inevitablemente las personas tengan más fuerzas, entusiasmo, puedan concentrarse mejor y ser más productivas en sus trabajos. Es por eso que las empresas bien lideradas, están ya tratando de ayudar a sus ejecutivos y empleados para que introduzcan un verdadero equilibrio en sus vidas.

Si usted desea ser un atleta, tal vez para lanzar jabalina, no solamente se requiere tener un brazo fuerte. Lo que se necesita es que todo el cuerpo sea fuerte. Si usted desea ser una persona más efectiva y por mayor tiempo, debe cuidar el equilibrio en los aspectos: físico, emocional, intelectual, espiritual, familiar, social, profesional, financiero, etc. Para ser un buen líder se requiere de una persona completa.

Algunas veces cuestiono a mis estudiantes sobre su primer objetivo al asistir a la universidad. Frecuentemente me contestan que van a “aprender, a “tener una carrera”, a “prepararse”. Sin embargo casi nunca me declaran que van a “pasarla bien”, a “divertirse”, a “disfrutar”. Les comento que si no hacemos del disfrutar “el aquí y el ahora” una de nuestras prioridades, estaremos reduciendo nuestras vidas a una mera supervivencia. Se ha probado que cuando ponemos nuestro entusiasmo, inteligencia y energía en lo que hacemos, generalmente logramos una mayor efectividad y satisfacción personales. Sin duda, el mayor rendimiento proviene del equilibro entre el trabajo y la diversión. Si no vamos a clase con el firme propósito de divertirnos, seguramente no tendremos el mejor de los aprendizajes y lo que es peor, no estaremos viviendo realmente, por lo menos esos momentos.

Todos conocemos personas muy inteligentes que no logran hacer nada en la vida. Todos conocemos a personas que trabajan mucho pero que no llegan a ninguna parte. La diferencia concreta en capacidad, habilidad e inteligencia entre las personas exitosas y las que fracasan, prácticamente no existe. Sin embargo, aquellas personas que tienen entusiasmo, mantienen el equilibrio en sus vidas, encuentran en el trabajo una diversión y disfrutan lo que hacen; podrán con frecuencia, sobrepasar en logros a alguien más capaz, pero sin la actitud correcta; de tal suerte que en los procesos de admisión de alumnos y personal de las instituciones y empresas modernas, el entusiasmo es uno de los primeros factores a ser considerado.

*Equilibrio y productividad, J.L. Ortiz, artículo publicado en el Periódico “El Corregidor de Querétaro”, 14 de agosto de 2009, p. 9.

** Director de la Carrera de Ing. Mecánica, ITESM Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx

4 de julio de 2009

La importancia del desarrollo de competencias genéricas


“Siembra un pensamiento, cosecha una acción; siembra una acción, cosecha un hábito. Siembra un hábito, cosecha un carácter; siembra un carácter, cosecha un destino.”


Séneca


Sabemos que nuestros hijos y alumnos deberán ser personas altamente efectivas para lograr tener una vida plena, feliz y exitosa en un mundo altamente competitivo. Para responder a este desafío, las instituciones educativas hacen cada vez más énfasis en las competencias como elemento medular del diseño curricular. Pero ¿Qué son las competencias? ¿Cuál es la importancia de las competencias genéricas? ¿Cuál es la responsabilidad de la familia y la escuela en el desarrollo de estas competencias?

En los párrafos siguientes podrán despejarse estas cuestiones básicas y tal vez motivar a la investigación de aspectos más profundos sobre esta temática.

Las competencias son características subyacentes de las personas, que se encuentran vinculadas con la efectividad en su desempeño en términos de criterios establecidos.

Nuestras competencias son determinadas por nuestros hábitos. Un hábito resulta de la intersección de conocimientos, habilidades y motivación. El paradigma el conocimiento es el qué hacer y el por qué hacerlo, la habilidad es el cómo hacer y la motivación es el querer hacerlo. Así, una persona puede tener el conocimiento y la habilidad para escuchar a los demás, pero si no quiere hacerlo, sencillamente no será efectiva.

Los hábitos son pautas consistentes, y a menudo inconscientes que expresan nuestro carácter y generan nuestra efectividad o nuestra inefectividad. Tal desempeño es producto de los conocimientos, valores, habilidades, actitudes y conductas que nos permiten incorporarnos, interactuar con éxito en los ámbitos personal, familiar, escolar, profesional, social, etc. y tener el estilo de vida que nos haga transitar sobre el camino de la felicidad.

Del análisis de estas definiciones puede concluirse que las competencias:

1. Son características inherentes de la persona; una vez desarrolladas, tienden a ser permanecer en ella.

2. Se ponen de manifiesto cuando se ejecuta una tarea o se realiza un trabajo,

3. Están relacionadas con la ejecución exitosa en una actividad, sea laboral o de otra índole.

4. Tienen una relación causal con el rendimiento, es decir, no están solamente asociadas con el éxito, sino que se asume que realmente lo causan.

5. Pueden ser generalizables a más de una actividad (competencias genéricas).

Una competencia es lo que hace que la persona sea, valga la redundancia, "competente" para realizar un trabajo o una actividad y exitoso en la misma, lo que puede significar la conjunción de conocimientos, habilidades, disposiciones y conductas específicas. Si falla alguno de esos aspectos, y el mismo se requiere para lograr algo, ya no se es "competente".
El único activo real que tienen los niños y los jóvenes es su mente, por lo que es muy importante enseñar a nuestros hijos a trabajar para aprender, no para ganar dinero. Ellos deben buscar un trabajo de acuerdo a lo que aprenderán, más que de acuerdo con lo que ganarán. Aprender un poco acerca de mucho, desarrollar las competencias genéricas para afrontar de manera efectiva los retos de un mundo complejo y cambiante como el que vivimos, debe ser el lema de los jóvenes de nuestro tiempo.
Las competencias genéricas son competencias transversales que son transferibles a multitud de funciones y tareas, que hacen que la persona sea flexible y se adapte a diferentes situaciones y dominios. Ejemplos de estas competencias son: el liderazgo positivo, la comunicación efectiva, el dominio y uso adecuado de otros idiomas, la habilidad para aprender por cuenta propia, etc. Las competencias específicas, en cambio son aquellas directamente relacionadas con una ocupación o disciplina y que difícilmente pueden extrapolarse a otros ámbitos.
Mientras más especializado es uno, más atrapado y dependiente es de la especialidad. Desarrollar competencias específicas descuidando las competencias genéricas o básicas, limita enormemente nuestro desempeño personal, familiar, social, profesional y ciudadano. Hoy sabemos que debido a la globalización, las nuevas tecnologías y la alta competitividad de las organizaciones, la persona promedio debe esperar desempeñarse por lo menos en siete áreas distintas a lo largo de su vida profesional. Actualmente, lo único constante es el cambio. Frecuentemente, lo que cuenta no es lo que sabemos, porque frecuentemente lo que sabemos es obsoleto; lo que realmente importa es qué tan rápido se puede aprender.
El enfoque del diseño curricular por competencias permite encontrar la convergencia entre la educación –en la que la instrucción solamente es una parte– y nuestro desempeño en la vida –en el que el aspecto laboral solamente es también una parte–. Esto representa un reto importante en la búsqueda de espacios formativos que permitan a nuestros hijos y alumnos acercarse a los espacios reales e interactuar con ellos.
El desarrollo de competencias genéricas constituye una responsabilidad compartida entre el sujeto, la familia y la escuela. Existe una serie de creencias, actitudes y conductas que impiden u obstaculizan el desarrollo de estas competencias, muchas de ellas generadas por malas experiencias vividas desde la infancia, que nos han condicionado y hecho proclives a la mediocridad y al conformismo que evitan que nos sobrepongamos al fracaso; creando pretextos, excusas y justificaciones que nos impiden tratar nuevamente para lograr ser competentes. La Programación Neurolingüística (PNL) puede ser un instrumento poderoso para reprogramar nuevamente la mente e introducirle información acerca de todos los principios que rigen nuestra mala experiencia, para así desbloquear esas falsas creencias que se arraigaron y que no nos permiten tomar las acciones que desarrollen las competencias que deseamos. Esta labor es muy efectiva sobre todo si se desarrolla a través de un proceso sinérgico en el trinomio: educando-padres-maestros.


Artículo publicado en el periódico "El Corregidor de Querétaro", los días 19 y 26 de Junio de 2009.