9 de noviembre de 2010

¿Qué es el Coaching Espiritual y cuál es su función?

“Trabaja como si el éxito dependiera de tu propio esfuerzo, pero confía como si todo dependiera de Dios.” -San Ignacio de Loyola

Todos, en algunos momentos de nuestra vida necesitamos un Coach. Alguien que haya recorrido el camino y nos apoye a ver aquello que no podemos ver por nuestra cuenta. Que dedique un espacio seguro para nosotros, que nos permita mantener el equilibrio emocional y mental hacia la manifestación del Espíritu en nuestra vida cotidiana.

La propuesta del Coaching Espiritual parte de la doble necesidad tanto de la empresa como del trabajador de encontrar espacios de desarrollo existencial que favorezcan la calidad de vida y la productividad. Esta propuesta se basa en la antropología propia de la Logoterapia y busca, a través de técnicas tanto de la Logoterapia de grupo como de las nociones de Logoterapia individual y de Coaching, generar un cambio en la cultura de las organizaciones para favorecer estos espacios de crecimiento en beneficio de ambos.

Además propone una nueva manera de complementar la selección del personal para ayudar a generar un mantenimiento en el tiempo de los logros alcanzados con la implementación de la propuesta.

Muchas personas viven hoy en día en el vacío existencial, sin saber por qué y para qué están viviendo, pues la vida carece de razón si no conocemos hacia dónde nos dirigimos. El encontrar sentido a nuestra existencia, tener una misión existencial, constituye una razón poderosa para bien ser, bien hacer, bien tener y bien estar. Nietzsche mencionó: “Todo aquel que tiene una razón para vivir puede soportar cualquier forma de hacerlo.” Favorecer la automotivación en las personas para que se hagan cargo de su propia vida, responsables de su destino; sin excusas, pretextos y justificaciones, que les impidan su potenciar sus talentos y así tener una vida plena, es parte de los resultados esperados en el Coaching.

Víktor Frankl, padre de la Logoterapia, en su libro “El hombre en busca de sentido” concluyó que los prisioneros que sobrevivían a las duras condiciones de los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, no eran los más fuertes, jóvenes o inteligentes; sino aquellos que sabían exactamente lo que iban a hacer una vez que abandonaran sus prisiones, quienes tenían metas -razones poderosas para vivir-. Existen modelos que demuestran la relación existente entre la manera de pensar de una persona, su comportamiento y sus logros. La Logoterapia es una propuesta ‘para vivir’ ‘para aprender a vivir’ lo cual va mucho más allá del simple ‘sobrevivir’”. Basado en esta noción y en el hecho de que los seres humanos actuales pasamos cerca del 80% de nuestro tiempo de vigilia en nuestro lugar de trabajo.

En la teoría logoterapeútica se tiene en cuenta que se puede desarrollar sentido a través de tres clases de valores (Martínez 2000):
• Los valores de Actitud: son aquellos que se desarrollan frente al destino inevitable, al sufrimiento, nos llevan a encontrar una actitud valiosa dentro de todo lo que nos sucede.
• Los valores de experiencia: Son los que se desarrollan a través del encuentro de lo sagrado o lo sublime, el encuentro con el amor, con la belleza, con Dios
• Los valores de creación: son aquellos que se relacionan con lo que yo entrego al mundo, con el fruto de mi accionar como trabajador, como profesional o simplemente como ser humano.
Por consiguiente todo trabajo lleva hacia el desarrollo del sentido a través de los valores de creación, por el resultado de su accionar, por su forma de relacionarse con el mundo.

José Luis Ortiz*

jlortiz@itesm.mx
Director de la Carrera de Ingeniero. Mecánico Administrador, Campus Querétaro,

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Problemas de la enseñanza de la Ética en México

El mundo se debate en luchas de poder, de valores e intereses; de propuestas políticas y económicas. La escuela sigue exigiendo a sus alumnos que no falten a clases, que hagan la tarea, que estudien los libros (depósitos de verdades) y todo ello generalmente sin mucha relación con lo que los alumnos vivencian antes y después de ingresar al recinto escolar.

El sistema educativo en México, durante el siglo pasado y aun en épocas actuales, se basa en el hecho de imponer al alumno lo que el maestro cree; es decir, las clases se fundamentan en un estilo de doctrina religiosa –donde “se deben tomar las enseñanzas como un dogma, tal como son, así son y así deben ser, y por lo tanto así lo debemos aceptar”–. Es por esto que en México urge una reforma estructural radical en el sistema educativo, iniciando con las personas que imparten la enseñanza y su manera de percibir los conocimientos, habilidades, actitudes y valores necesarios para que el educando desarrolle las competencias para adaptarse a un mundo cada vez más complejo y cambiante.

Recientemente, se ha introducido en los niveles secundario y superior el tema de la formación cívica y ética, y también, aunque de forma no oficial, en los niveles preescolar y primaria.

Es fácil constatar que la crisis actual, que involucra la descomposición social es una de las más críticas y dramáticas de su historia. Estamos viviendo un estado de guerra contra la delincuencia organizada. Colateralmente, la inseguridad, la vulnerabilidad, la desesperanza, la inquietud, el estrés y la ansiedad que vive la gente, ni siquiera es equiparable al de las grandes crisis económicas que hemos padecido a través de nuestra historia moderna.

Sabemos también que el ejemplo es la mejor forma de educar. Los niños y aun los jóvenes hacen lo que ven, la imitación es una de las mejores formas de aprendizaje. Aproximadamente el 80% de nuestro aprendizaje se realiza a través del lenguaje no verbal, sobre todo por medios visuales. Lo que las personas perciben a través de los hechos reales es mucho más importante y efectivo que lo que perciben a través de palabras y aun de instrumentos audiovisuales que tanto se han impulsado en las escuelas y universidades tales como presentaciones, vídeos, e incluso dramatizaciones. En la mayoría de los casos, lo que ahí se presenta o representa no pertenece a la realidad del país, ya que es tomado de las experiencias que se dan en otras naciones en las que la Ética se enseña y se vive como una regla, que si bien tiene excepciones, éstas son sólo eso, excepciones.

De esta forma, es fácil advertir que rápidamente los educandos descubren la falta de congruencia entre lo que se dice y trata de enseñar y lo que se hace en realidad –lo que en verdad se enseña–. Entonces aprenden con facilidad el juego, –¡ah de eso se trata!, de engañar, de mentir, de simular, de manipular para que los demás hagan lo que nosotros decimos aunque no lo ejecutemos; de predicar algo y de hacer otra cosa.

¿Por qué la enseñanza de la Ética en México no ha tenido los resultados deseados? Sencillamente porque en muchas ocasiones –demasiadas– lo que se “enseña” –lo que se dice–, difiere mucho de lo que se hace o de la percepción de lo que se hace.

Millones de niños y jóvenes ven todos los días por televisión, a través de las grandes compañías de televisión abierta, en las llamadas “telenovelas”, que la gente logra lo que se propone por medio de la intriga, el engaño, la manipulación, el encubrimiento, la “tranza”, el soborno, “las artes obscuras”, etc. En los noticiarios perciben que muchas personas “triunfan”, a través de estos medios; que deben primarse los bienes externos tales como el dinero, el poder o el prestigio, por sobre los bienes internos tales como el amor, la autorrealización y la integridad; y que para ello se debe recurrir a estos medios a través del compadrazgo, el nepotismo, la corrupción, etc.

Mientras los educandos sean conscientes o simplemente tengan la percepción de que la gran mayoría de los delitos que se comenten en México permanecen impunes o que quienes los perpetran, se libran fácilmente de sus responsabilidades, de las consecuencias legales; gracias a la ineptitud de autoridades bajo la excusa de “una inadecuada integración del expediente” o con las argucias de un “buen abogado” que logra aprovechar las múltiples resquicios y lagunas existentes en la legislación para beneficiar a sus clientes, sean inocentes o no o a través de la compra de conciencias de funcionarios.
Mientras al querer respetar los reglamentos de tránsito sean sujetos de extorsión, acciones que violentan sus garantías individuales, tratos injustos, abusos de poder, etc.

Mientras los jóvenes constaten que tragedias como las de la Guardería ABC de Hermosillo, cuyo origen sigue siendo obscuro, sin poderse descartar de que haya sido provocado; tienen lugar sin que se tenga a la fecha un solo consignado después de un año de ocurridos los hechos, y que todo parece indicar que se le dará carpetazo al asunto como a tantos otros, en los que la impunidad, la irresponsabilidad y la incompetencia se hacen presentes.
Mientras perciban que para integrar un gabinete, comité, empresa o institución; no se consideran los perfiles, el desempeño, las competencias o los méritos; sino la cercanía, el nivel de confianza o amistad con el “líder”.

Mientras los jóvenes observen que sus padres y profesores predican una cosa y hacen exactamente lo contrario. Cuando se les dice que debemos cuidar una alimentación sana y balanceada y tener aprecio por una cultura física y ven que sus profesores consumen frituras y bebidas carbonatadas y desarrollan enormes barrigas al tener una vida sedentaria en la que no se tiene la menor disciplina para desarrollar el ejercicio físico que los mantenga saludables.
Mientras se les diga que no deben fumar, beber en exceso o consumir drogas, por los graves daños que ocasiona el tabaco a la salud y vean que sus profesores fuman como chacuacos sin el mínimo respeto hacia los fumadores pasivos que se encuentran a su alrededor.

Mientras se les diga que deben ser puntuales y mostrar respeto al tiempo de los demás y los profesores llegan tarde a sus clases, faltan y contravienen lo que precisamente exigen a sus alumnos. Mientras se les indique que el respeto a las obras intelectuales y derechos de autor fortalece la producción de libros, películas, discos, etc. y detecten que los apuntes del profesor consisten en copias fotostáticas o electrónicas con copyright y que la película que les proyecta es pirata.Mientras los ejemplos no cambien, mientras no exista congruencia entre lo que les decimos y lo que hacemos; principalmente los padres y maestros, poco puede hacerse con los cursos de Ética, que seguirán siendo solamente retórica sin esencia que no puede hacerse parte de la vida de la juventud en formación; ya que la Ética no se menciona, se vive; no se predica, se ejemplifica; no es un bien externo, se interioriza, se integra al desarrollo de nuestros hábitos en el día a día con acciones sencillas que forman parte de lo cotidiano, pero que cuyo refuerzo, logra realizar los cambios en filosofía, en la actitud y en la conducta de nuestros hijos y alumnos; tal como la gota de agua que con constancia y suavidad, logra perforar a la roca más dura.

Estas sencillas acciones son las que van dejando huella, a veces indeleble; pautas de comportamiento que hunden sus raíces en el condicionamiento de las personas en forma de creencias, justificaciones, pretextos excusas, y autoengaños, que les impiden vivir una “vida buena”.

Los grandes maestros iluminados como Buda, Jesucristo o Mahoma, han tenido y seguirán teniendo trascendencia, simplemente porque fueron congruentes entre lo que predicaban y lo que hacían. Amaban lo que hacían por el sólo hecho de hacerlo, vivieron para servir y al haber servido, han vivido, viven y vivirán en la conciencia de mucha gente que les respeta, venera y admira. Así un padre de familia o maestro, trasciende debido a su congruencia, al ser capaz de encauzar el sentido de su vida hacia la misión más elevada que puede tener cualquier persona: la de formar al hombre.

-José Luis Ortiz*

Artículo publicado en el Periódico “El Corregidor de Querétaro”, los días 6 y 13 de Agosto de 2010.

*Director de la Carrera de Ing. Mecánica, Profesor, investigador, escritor y conferencista. Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro.

jlortiz@itesm.mx

27 de agosto de 2010

Analfabetismo espiritual (III)


José Luis Ortiz*

“Los hijos se educan veinte años antes de nacer.”

Napoleón Bonaparte

Es comprensible que debido a la diversidad y tolerancia religiosas, la enseñanza laica sea obligatoria en las escuelas públicas de nuestro país, pero de eso a no hacer un estudio profundo y objetivo a la figura más importante de la historia de la humanidad, hay una gran diferencia.

Se presenta así, un enorme reto, que los adultos preferimos naturalmente soslayar en la mayoría de las situaciones; porque se carece en algunos y desgraciadamente en no pocos casos de la conciencia, pasión, preparación e imparcialidad requeridas para esa tarea, rehuyendo de esta manera la responsabilidad fundamental de todo padre o maestro: la de dar una educación realmente integral a nuestros hijos para que se transmita de generación en generación. Ya que al educar a nuestros hijos, estaremos educando también a nuestros nietos, tal como lo expresa la frase de Napoleón al principio de este artículo.

Para que las virtudes del ser humano se transmitan a sus descendientes, no basta con la instrucción, por eficaz que parezca. Es imprescindible el cultivo diario del espíritu a través de conceptos, ejemplos, sentimientos y legados morales. Es necesaria toda una atmósfera, de un ambiente en el que el individuo se encuentre inmerso y sea contagiado por esa carga de autoestima, responsabilidad, respeto y amor. Los valores no se enseñan mediante la instrucción tradicional, nada más absurdo se puede plantear. Cualquier persona sabe que robar o matar no es lo correcto, sin embargo algunos lo hacen porque no han descubierto, sentido, vivido y adquirido conciencia de la responsabilidad de su misión; de servir, de trascender (del bien ser, del bien hacer, del bien estar y del bien tener). Los valores se adquieren y avivan diariamente; en este proceso en el que el ser humano debe involucrarse, lo que constituye la única forma de eslabonar una generación tras otra, de crear una estirpe, de integrar célula a célula una familia y a una sociedad saludable y duradera.

Formar en el amor a la verdad, a la justicia, al respeto, en nuestra tarea diaria, nos hará libres, dueños de nuestro destino, seres humanos realizados y felices, y hará renacer en las nuevas generaciones la esperanza de un futuro mejor.

*Profesor, investigador, escritor y conferencista. Director de la Carrera de Ingeniero Mecánico Administrador, ITESM Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx

Analfabetismo espiritual (II)

Por: José Luis Ortiz*

El amor es desinteresado y se da sin pedir nada a cambio; el dar engrandece y al hacerlo nos realizamos como hombres, al haber congruencia entre nuestras convicciones y nuestros actos. Es precisamente la ausencia de amor a nuestra misión profesional, como seres humanos, como padres, como hijos; la que nos orilla a negarnos el ser. La falta de compromiso con nuestra misión impide que podamos lograr una mejor calidad de vida.

Uno de los mejores ejemplos de amor en los que se pudiera pensar nos lo ha dado el hombre que dividió a la historia hace dos milenios y cuya doctrina se ha fundamentado en este valor, que mantiene viva la llama de la fe; que nos mantiene jóvenes, entusiastas, vehementes en la lucha por nuestros ideales. Nació en una aldea judía, fue exiliado de niño, trabajó de artesano hasta los treinta años. Durante los tres años siguientes fue predicador ambulante. Jamás asistió a la escuela, no escribió ningún libro, no fundó ninguna universidad, no ocupó ningún puesto público, nunca desempeñó empleo alguno con remuneración fija. Vivía de lo que la gente le daba. Reunió a doce hombres incultos como discípulos suyos, a los cuales cautivó con sus enseñanzas. Era como todos, pero distinto a todos. Perdonaba pecados, curaba enfermos, realizaba milagros. En sus mítines hablaba de amor, de perdón, de justicia, de penitencia, de reconciliación, de paz. No le interesaba el poder ni la riqueza. Era un líder: con autoridad moral, sin autoridad formal. Siendo aún muy joven la opinión popular se volvió contra él, el medio le fue hostil, sus discípulos huyeron, uno de ellos lo negó, otro le entregó. Se le sometió a juicio sin bases legales. Lo condenaron a morir clavado en la cruz entre dos ladrones. Sus verdugos se jugaron a los dados, mientras agonizaba, su única posesión terrena: una pobre túnica. Sin embargo, hasta el último momento fue congruente a sus valores e ideales y actuó de acuerdo a sus enseñanzas, predicó con el ejemplo que no es la principal forma de enseñar, es la única. Una vez muerto, lo bajaron de su cruz y lo sepultaron en una tumba prestada.

Han pasado casi veinte siglos y continúa siendo el eje de la especie humana y el secreto de su felicidad. Ningún sabio, ningún ejército, ninguna institución han influido tanto en la historia del mundo y en la intimidad de la conciencia humana que esa sola vida solitaria.

Muchos lo veneran como maestro y pensador que ideó una doctrina humanitaria intachable, basada en la igualdad contra la injusticia, en el amor contra el odio, en la fe contra la desconfianza. Maestro que no solo enseña la verdad, sino que él mismo es la verdad.

¿Qué sabemos muchos universitarios, posibles líderes y representantes de nuestra sociedad, acerca de Cristo? Algunas oraciones sueltas aprendidas en nuestra infancia, algunas citas bíblicas, algunas ideas pescadas de aquí y de allá. Es decir, nada. Falta la visión integral del creyente, la del análisis y síntesis de la fe. A esto podemos llamarle “Analfabetismo Religioso”, el cual se encuentra en la gran mayoría de la gente casi en estado de pureza. En el tránsito por la universidad y en la vida profesional se da la impresión de ser una persona incrédula, aunque en realidad se es ignorante. Cada año se sabe más de Física, de Medicina, o Derecho, pero en cuanto a la cultura religiosa, ésta se ha quedado estancada en el jardín de niños. De aquí se advierte un grave desequilibrio, que afecta nuestra concepción global del universo y por ende presenta un fuerte elemento de sesgo en nuestras opiniones, refleja una grave carencia de fundamentos sólidos sobre los cuales puedan yacer nuestros valores. Así que cuando tenemos que asumir una postura, acabamos por quedarnos con la ciencia y la tecnología, cuyo solo abrigo puede inundarnos en ocasiones de pesimismo y desconfianza y la fe queda relegada. Desafortunadamente, esta indiferencia o desprecio por los aspectos religiosos y morales nos ha sido heredada a través de la historia, por una parte debido el laicismo oficial formal en la escuela y por otra, el informal en el seno de la mayoría de los hogares mexicanos.

*Profesor, investigador, escritor y conferencista. Director de la Carrera de Ingeniero Mecánico Administrador, ITESM Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx

Analfabetismo espiritual (I)


Por: José Luis Ortiz*

Los individuos de todas las razas, nacionalidades y credos reclaman incesantemente formas de convivencia armónica, justa y respetuosa. Es una aspiración legítima a la que todos tenemos derecho, pero que muy pocos gozan. El tema "Educación en Valores" ha constituido a través de la historia una de las preocupaciones de los filósofos y pedagogos, como una alternativa para dar respuesta a los problemas que plantea la convivencia social y el crecimiento sano y equilibrado de una familia, comunidad o país. La "formación" o "educación moral" emerge en la actualidad como una necesidad en la búsqueda de la concordia y el bienestar de las sociedades de todo el mundo.

Existe una serie de valores, de los cuales el ser humano debe tener plena conciencia y necesita cultivar para lograr un desarrollo armónico que le permita constituirse en un motor impulsor del desarrollo sustentable de su comunidad; contando además, claro está, con una preparación académica sólida y actualizada en el campo de su especialidad. Este binomio constituye la esencia del éxito personal y comunitario.

Es importante señalar que el crecimiento desequilibrado de las facultades de los seres humanos conduce al fracaso más rotundo de las civilizaciones. Contamos con infinidad de tristes ejemplos de sociedades en las que sus líderes y representantes han contado con una preparación técnica de excelencia, se rodean por expertos en las diferentes áreas del poder público, y que ostentan innumerables títulos y distinciones; pero que al carecer de la más elemental conciencia del bien ser, del bien hacer, del bien estar y del bien tener, llevan a sus comunidades a las mas terribles depresiones y crisis. Crisis económicas, políticas, sociales; pero sobre todo crisis morales, que debilitan mucho más la conciencia humana, porque la corroen desde adentro, desde su mismo origen. Todo ello porque solo persiguen bienes externos personal como objetivo de sus vidas, como el dinero, el poder y el prestigio, ponderándolo por encima de los bienes internos como el cumplimiento de metas que den sentido a sus vidas a través del servicio a los demás.

Especialmente, hay un valor que constituye una de las piedras angulares del liderazgo positivo; pocas veces se le menciona, y es no obstante, el más importante: el amor. El amor a Dios, a la patria, a la familia, al semejante, a la tarea o actividad que se desempeñe, al servicio; el cual puede percibirse en cada actividad que realizamos, en cada actitud que tomamos; se refleja en lo que hacemos, se hace parte de nuestra existencia, constituye en sí, el pilar de la excelencia.

Los jóvenes que no saben trabajar, al no hacerlo con amor, son tan desdichados como los que no saben divertirse, realmente no son jóvenes. El tiempo es lo único irreparable; mientras el holgazán no tiene tiempo para hacer algo de provecho, al laborioso le sobra para realizar todo lo que planea.

Podemos reflexionar sobre los principales valores éticos, religiosos, sociales, etc. deseables en el individuo; necesarios para que permanezca joven; al hacerlo, advertiremos que sin el amor, todos ellos pierden gran parte de su esencia; con él, el hombre se mantiene vivo, lleno de esperanza y energía vital.

El amor se distingue por el rasgo propio de aquilatar el bien como un factor importante de la acción, en tanto que en ausencia del mismo se persigue el "bien" personal como meta y justificación de todos los actos, fuente de un gran número de contradicciones y problemas a través de la historia, exacerbados en tiempos presentes por la ola de hechos de corrupción, ineficiencia y delincuencia que azota a nuestra sociedad mexicana, generada precisamente por esa falta de valores humanos. Pese a los fracasos, cuando existe amor, se es idealista y nunca se pierde la llama de la fe.

El amor a nuestra misión, nos hará adoptarla con respeto y responsabilidad, a no abandonar nuestros ideales, a no claudicar, porque no hay fuerza mas poderosa que el amor. El amor nos impulsa a ser congruentes hasta el fin, a pesar de que la adversidad nos circunde. Cuando se ama se quiere dar lo mejor de nuestras ideas, de nuestros logros, de nuestro ser por lo que amamos.

*Profesor, investigador, escritor y conferencista. Director de la Carrera de Ingeniero Mecánico Administrador, ITESM Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx

Combatir el abatimiento y la depresión

Combatir el abatimiento y la depresión

José Luis Ortiz*

“¿Por qué usted se mantiene en prisión cuando la puerta está abierta?

Salga de su pensamiento negativo y del miedo. Viva en silencio.”

Rumi

El abatimiento puede provocar tristeza, melancolía, indiferencia, indolencia profunda, desánimo, desmotivación y en última instancia depresión. Ésta se caracteriza por desgana, anergia, desdicha y malestar. Estar deprimido es algo mucho más severo que estar triste o cansado. Estar deprimido puede ocasionar una disminución importante en la libido y el apetito, conduciendo está última a bajar de peso, y también se suelen tener problemas de concentración y memoria. El abatimiento estanca la vitalidad, genera una desgana profunda y origina estados de tristeza que llegan a confundir la mente, produciendo un profundo daño síquico, afectando negativamente a la autoestima.

Se ha encontrado una relación directa entre el nivel de Cortisol, -hormona corrosiva para las células que es producida por emociones negativas tales como resentimiento, rabia , rencor, reproche, resistencias, represión, etc.-, y la aceleración del proceso de envejecimiento y la susceptibilidad a la depresión.

Las técnicas de control de la respiración y la relajación consciente y profunda que se encuentran en disciplinas como el yoga pueden ser altamente efectivas para prevenir e incluso superar el abatimiento, ya que la energía vital se potencia, se encauza y se emplea de manera positiva.

Las tareas cotidianas conscientes que pueden ayudarnos a superar estos estados de ánimo son, por ejemplo: la sonrisa, el deporte, las actividades recreativas, el desarrollo de buenas relaciones y la amistad. Hay un viejo adagio que reza: “Empieza por actuar y terminarás por creer”. Necesitamos ejercitar la práctica de la actuación, esto naturalmente es más sencillo parea quienes en su vida han sido actores, aún en la escuela en épocas tempranas. Por ello es que el teatro se recomienda ampliamente como una actividad obligatoria o extracurricular en las instituciones educativas ocupadas de la formación integral del individuo y comprometidas con el desarrollo pleno del carácter que conduzca a una vida plena. La fascinación es algo que de principio puede apoyarnos a superar situaciones estresantes o de abatimiento. Por ejemplo si transitamos en nuestro vehículo por una avenida que se encuentra altamente congestionada y tenemos prisa por llegar a nuestro destino por una cita importante; lo mejor será empezar a actuar sonriendo, cantando, etc., nuestro subconsciente terminará por creerlo y nuestro comportamiento no será el de una persona preocupada o con tensiones.

El desarrollo de la Inteligencia Emocional -medida en que nuestras emociones favorecen nuestras competencias físicas e intelectuales, logrando un equilibrio emocional que nos permita pensar claramente-, incrementa nuestra capacidad para utilizar nuestras habilidades mentales innatas para superar los estados de ánimo negativos y determinar nuestro desempeño en la vida e incluye el autodominio, la persistencia y el poder de automotivación. En la medida en que estamos motivados por sentimientos de entusiasmo y placer, directos o indirectos, con respecto a lo que hacemos -o incluso por un grado óptimo de ansiedad-, esos sentimientos nos conducen a el disfrute de lo que hacemos a mayores logros.

Muchas creencias limitantes que nos impiden triunfar se deben a que posiblemente en el pasado se han tenido malas experiencias que nos han condicionado a no intentar sobreponernos al fracaso; creando pretextos, excusas y justificaciones que nos impiden tratar nuevamente para lograr lo que deseamos; para atraer la felicidad, el éxito y la prosperidad.

Hoy en día la Programación Neurolingüística (PNL) es un instrumento poderoso para reprogramar nuevamente la mente e introducirle información acerca de todos los principios que rigen nuestra mala experiencia, para así desbloquear esas falsas creencias que se arraigaron en nuestra mente y que no nos permiten tomar las acciones que produzcan los resultados que deseamos.

*Profesor, investigador, escritor y conferencista. Director de la Carrera de Ing. Mecánico Administrador, ITESM Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx

20 de mayo de 2010

Educar para la vida


José Luis Ortiz*

Algunas preguntas clave que debemos plantearnos tanto los padres de familia como los profesores son: ¿Estamos educando para la vida o solamente transmitimos información, -instruyendo-? ¿Somos maestros o profesores? ¿Predicamos con el ejemplo o solamente expresamos con palabras lo que más tarde contradecimos con los hechos?

Motivar a nuestros hijos y alumnos a preguntar y enseñarles el cómo hacerlo debe ser parte de la misión de los padres y maestros, y también uno de sus objetivos fundamentales. Para que los educandos hagan suya la frase de Demócrito “Prefiero conocer una causa a ser el Rey de Persia” necesitamos ser interesados: interesarnos sobre los asuntos importantes de la vida, averiguar, aprender, buscar causas y predecir efectos, etc. De esta forma la vida será una búsqueda permanente del conocimiento, la potenciación de talentos y la superación continua. Quien tiene un fin en mente, algo que perseguir, una meta que alcanzar, un objetivo que cumplir, tiene también razones poderosas para vivir y aprovechar al máximo cada instante de su existencia.

En muchos hogares y escuelas nos han instruido para la prosperidad, en el mejor de los casos; pero no nos han educado para tener paz por medio del perdón, la flexibilidad, la tolerancia, la cultura de dar, el respeto, la búsqueda permanente del mejoramiento personal, etc. Sabemos que el ser humano es un ser biológico, sicológico y espiritual y no nos han entrenado para ser felices y productivos. Pocas veces conseguimos una educación integral de excelencia. ¿Por qué nuestro sistema educativo ha fracasado?

¿Cómo educamos a la gente para ser productiva? Cuando un alumno tiene problemas en un área específica del conocimiento, un elevado porcentaje de los profesores aconsejaría proporcionarle asistencia adicional en esa área y en muchos casos la asistencia de un sicólogo que le apoyen en la superación de esas “deficiencias”. No pensamos que si una persona es excelente en un área y deficiente en otra, habría que enviarlo por tiempo adicional y dedicar todos los recursos disponibles para potenciar al máximo sus fortalezas y no machacarle en sus debilidades. Hay una razón de peso para afirmar lo anterior: Ninguna personas puede ser buena en todo. Este es un paradigma equivocado: ¿por qué una persona debe tener notas elevadas en todos sus cursos? ¿Por qué el afán de ser buenos en todo? ¿Cuánto habrá perdido la humanidad por insistir en el paradigma anterior? Por ejemplo, el padre de Miguel Angel quería que el gran artista se convirtiera en contador, si su deseo se hubiera cumplido, la humanidad se hubiera perdido de uno de los artistas más geniales de la historia. Por lo anterior, lo que realmente se requiere es enfocarnos en nuestras potencialidades, en nuestros talentos y dejar de incidir en nuestras debilidades.

Muchas instituciones educativas se encuentran preocupadas por la disminución de los índices de reprobación, la deserción y el bajo nivel de adquisición de conocimientos de los estudiantes. Establecen planes, programas, estrategias y acciones tendientes a atacar la problemática en lugar de aumentar la competitividad de los egresados al educarlos realmente para la vida y no instruirlos para aprobar un examen o demostrar ciertos conocimientos que en muchas ocasiones tienen bajas posibilidades de aplicación. Los padres y profesores debemos ir a la raíz del problema, no tratando de curar con cáncer con aspirinas, no atacando los síntomas sino el origen de la enfermedad. En la mayoría de los casos las enfermedades tienen un origen emocional, mental o espiritual que se generan por falta de bases sólidas de índole formativa y no por falta de conocimientos.

*Director de la Carrera de Ing. Mecánica, ITESM Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx

La importancia del desarrollo de competencias genéricas

José Luis Ortiz*

“Siembra un pensamiento, cosecha una acción; siembra una acción, cosecha un hábito. Siembra un hábito, cosecha un carácter; siembra un carácter, cosecha un destino.”

Séneca

Sabemos que nuestros hijos y alumnos deberán ser personas altamente efectivas para lograr tener una vida plena, feliz y exitosa en un mundo altamente competitivo. Para responder a este desafío, las instituciones educativas hacen cada vez más énfasis en las competencias como elemento medular del diseño curricular. Pero ¿Qué son las competencias? ¿Cuál es la importancia de las competencias genéricas? ¿Cuál es la responsabilidad de la familia y la escuela en el desarrollo de estas competencias?

En los párrafos siguientes podrán despejarse estas cuestiones básicas y tal vez motivar a la investigación de aspectos más profundos sobre esta temática.

Las competencias son características subyacentes de las personas, que se encuentran vinculadas con la efectividad en su desempeño en términos de criterios establecidos.

Nuestras competencias son determinadas por nuestros hábitos. Un hábito resulta de la intersección de conocimientos, habilidades y motivación. El paradigma el conocimiento es el qué hacer y el por qué hacerlo, la habilidad es el cómo hacer y la motivación es el querer hacerlo (Figura). Así, una persona puede tener el conocimiento y la habilidad para escuchar a los demás, pero si no quiere hacerlo, sencillamente no será efectiva.

Los hábitos son pautas consistentes, y a menudo inconscientes que expresan nuestro carácter y generan nuestra efectividad o nuestra inefectividad. Tal desempeño es producto de los conocimientos, valores, habilidades, actitudes y conductas que nos permiten incorporarnos, interactuar con éxito en los ámbitos personal, familiar, escolar, profesional, social, etc. y tener el estilo de vida que nos haga transitar sobre el camino de la felicidad.

Del análisis de estas definiciones puede concluirse que las competencias:

1. Son características inherentes de la persona; una vez desarrolladas, tienden a ser permanecer en ella.

2. Se ponen de manifiesto cuando se ejecuta una tarea o se realiza un trabajo,

3. Están relacionadas con la ejecución exitosa en una actividad, sea laboral o de otra índole.

4. Tienen una relación causal con el rendimiento, es decir, no están solamente asociadas con el éxito, sino que se asume que realmente lo causan.

5. Pueden ser generalizables a más de una actividad (competencias genéricas).


Figura: Hábitos efectivos, tomada del libro: Los 7 Hábitos de la gente altamente efectiva, Lecciones magistrales para el cambio personal, Stephen R. Covey, 1ª. Ed. Paidós, México, 1997, p. 60.


Una competencia es lo que hace que la persona sea, valga la redundancia, "competente" para realizar un trabajo o una actividad y exitoso en la misma, lo que puede significar la conjunción de conocimientos, habilidades, disposiciones y conductas específicas. Si falla alguno de esos aspectos, y el mismo se requiere para lograr algo, ya no se es "competente".

El único activo real que tienen los niños y los jóvenes es su mente, por lo que es muy importante enseñar a nuestros hijos a trabajar para aprender, no para ganar dinero. Ellos deben buscar un trabajo de acuerdo a lo que aprenderán, más que de acuerdo con lo que ganarán. Aprender un poco acerca de mucho, desarrollar las competencias genéricas para afrontar de manera efectiva los retos de un mundo complejo y cambiante como el que vivimos, debe ser el lema de los jóvenes de nuestro tiempo.

Las competencias genéricas son competencias transversales que son transferibles a multitud de funciones y tareas, que hacen que la persona sea flexible y se adapte a diferentes situaciones y dominios. Ejemplos de estas competencias son: el liderazgo positivo, la comunicación efectiva, el dominio y uso adecuado de otros idiomas, la habilidad para aprender por cuenta propia, etc. Las competencias específicas, en cambio son aquellas directamente relacionadas con una ocupación o disciplina y que difícilmente pueden extrapolarse a otros ámbitos.

Mientras más especializado es uno, más atrapado y dependiente es de la especialidad. Desarrollar competencias específicas descuidando las competencias genéricas o básicas, limita enormemente nuestro desempeño personal, familiar, social, profesional y ciudadano. Hoy sabemos que debido a la globalización, las nuevas tecnologías y la alta competitividad de las organizaciones, la persona promedio debe esperar desempeñarse por lo menos en siete áreas distintas a lo largo de su vida profesional. Actualmente, lo único constante es el cambio. Frecuentemente, lo que cuenta no es lo que sabemos, porque frecuentemente lo que sabemos es obsoleto; lo que realmente importa es qué tan rápido se puede aprender.

El enfoque del diseño curricular por competencias permite encontrar la convergencia entre la educación –en la que la instrucción solamente es una parte– y nuestro desempeño en la vida –en el que el aspecto laboral solamente es también una parte–. Esto representa un reto importante en la búsqueda de espacios formativos que permitan a nuestros hijos y alumnos acercarse a los espacios reales e interactuar con ellos.

El desarrollo de competencias genéricas constituye una responsabilidad compartida entre el sujeto, la familia y la escuela. Existe una serie de creencias, actitudes y conductas que impiden u obstaculizan el desarrollo de estas competencias, muchas de ellas generadas por malas experiencias vividas desde la infancia, que nos han condicionado y hecho proclives a la mediocridad y al conformismo que evitan que nos sobrepongamos al fracaso; creando pretextos, excusas y justificaciones que nos impiden tratar nuevamente para lograr ser competentes. La Programación Neurolingüística (PNL) puede ser un instrumento poderoso para reprogramar nuevamente la mente e introducirle información acerca de todos los principios que rigen nuestra mala experiencia, para así desbloquear esas falsas creencias que se arraigaron y que no nos permiten tomar las acciones que desarrollen las competencias que deseamos. Esta labor es muy efectiva sobre todo si se desarrolla a través de un proceso sinérgico en el trinomio: educando-padres-maestros.

*Director de la Carrera de Ingeniería Mecánica, ITESM Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx

El valor de la educación



José Luis Ortiz*

La educación es más valiosa a largo plazo que el dinero. Los padres debemos invertir primero en educación, ya que en realidad, el único activo que tienen nuestros hijos es su mente. Es muy importante enseñar a nuestros hijos a trabajar para aprender, no para ganar dinero. Ellos deben buscar un trabajo de acuerdo a lo que aprenderán, más que de acuerdo con lo que ganarán. Es mejor vaciar nuestros bolsillos en nuestra mente, ya que más tarde nuestra mente llenará nuestros bolsillos. Aprender un poco acerca de mucho, debe ser el lema de la gente progresista de nuestro tiempo. Esta idea la expresaba José Apráiz Barreiro, ilustre catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Bilbao con la frase: “Un ingeniero debe ser aprendiz de todo y especialista en algo”. Mientras más especializado es uno, más atrapado y dependiente es de la especialidad. Hoy sabemos que debido a la globalización, las nuevas tecnologías y la alta competitividad, la persona promedio debe esperar desempeñarse por lo menos en siete áreas distintas a lo largo de su vida profesional.

El éxito, el dinero, y la fama no se persiguen, se atraen; son una consecuencia de nuestra actitud y nuestras acciones y éstas están determinadas por nuestra educación. Es indispensable asumir en una educación integral, que la parte más difícil al dirigir una empresa consiste en manejar al personal, en aprender a manejar hombres en situaciones difíciles. El liderazgo es algo que los jóvenes deben aprender, ya que si no se es un buen líder, la gente nos dará la puñalada trampera a la primera oportunidad que se le presente. Una habilidad del líder consiste en manejar y pagar bien a personas que son más inteligentes que él en algún área técnica. Una persona inteligente contrata a personas más inteligentes que ella. Sabemos que en el mundo actual, lo único constante es el cambio, por lo tanto, lo que cuenta no es lo que sabemos, porque frecuentemente lo que sabemos es obsoleto; lo que realmente importa es qué tan rápido se puede aprender. Una de las actitudes limitantes más poderosas que existen es el temor. Los jóvenes deben aprender a enfrentarse a esta actitud. En muchas ocasiones, aquello que tememos carece de bases y no es más que una mentira con apariencia de realidad. No obstante el miedo que sentimos es tal que nos puede paralizar. Hablar en público es un buen ejemplo de esto y que se encuentra a la cabeza de la lista de los mayores temores del ser humano, incluso por encima del miedo a la misma muerte; a tal grado que cuando se le pide a alguna persona de diga algunas palabras ante un auditorio llega a expresar: “me quiero morir”, o lo que es lo mismo: prefiere morirse antes que hablar. Comunicarse de forma efectiva, expresando con claridad y elocuencia lo que se piensa, en situaciones de negocios, con amigos, familiares, etc. es otro de los aprendizajes invaluables que nuestros estudiantes deben adquirir y desarrollar. De acuerdo con los siquiatras, el miedo a hablar en público es causado por el miedo a destacar, a la crítica, al ridículo y a ser expulsado. El miedo a ser diferente impide que muchas personas busquen nuevas formas de resolver sus problemas. El joven debe aprender a hacer lo que el corazón le dicte, ya que será criticado de cualquier forma. Lo criticarán si lo hace y lo criticarán si no lo hace.

La habilidad de comunicación efectiva es tal vez la más importante de todas, ya que una persona puede tener ideas brillantes, pero si no las puede expresar de manera efectiva, estará anulada. Se dice que un líder es 50% lo que piensa y 50% cómo lo expresa. Las habilidades de ventas y mercadotecnia son difíciles para la mayoría de la gente, principalmente por el miedo al rechazo. Puede haber genios, pero si no saben comunicarse efectivamente con otros seres humanos, obtendrán como resultado ingresos lamentables. Robert Kiyosaki, autor del Bestseller: Padre Rico, Padre Pobre, aconseja en su obra que los jóvenes pasen al menos un año de su vida aprendiendo cómo vender. Incluso si no ganan dinero, sus habilidades de comunicación mejorarán. Y esto no tiene precio.

*Director de la Carrera de Ing. Mecánica, ITESM Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx

28 de abril de 2010

El valor de la sonrisa


José Luis Ortiz*

"Para estar sano hay que reír al menos treinta veces al día".

Proverbio chino

Todo el mundo busca la felicidad, y sólo hay un medio seguro para encontrarla: consiste en controlar nuestros pensamientos. La felicidad no depende de condiciones externas, depende de condiciones internas. No somos felices por la casa, el auto, las vacaciones o el dinero que tenemos; sino por aquello que somos y por lo que tenemos y no cambiaríamos por dinero y que además apreciamos; como la vida, la salud, el amor, la amistad, el aprecio, el reconocimiento, la satisfacción de servir a los demás, etc. Recordemos que “solamente lo barato se compra con dinero” y que es mejor vivir en una choza con alguien que nos ame que vivir en soledad en una gran mansión”.

No es lo que tenemos o lo que somos o lo que realizamos, nada de eso; lo que nos hace felices o desgraciados. Es lo que pensamos acerca de todo ello.

Las acciones dicen más que las palabras y una sonrisa expresa: Me agradas, estoy feliz contigo, me alegra verte. Una sonrisa es el más saludable masaje de belleza para el rostro, y la expresión del rostro es mucho más importante que el maquillaje que usamos o que la ropa o accesorios que nos ponemos. Hace lucir a las mujeres más guapas y a los hombres nos hace ver menos feos, y por supuesto que más vale una sonrisa fingida que una jeta natural, pero es mucho mejor una sonrisa natural, auténtica, que salga del corazón.

Los padres que sonríen tienden a enseñar, trabajar y vender con mayor efectividad y a criar hijos más felices, es por esto que en la enseñanza es mucho más eficaz el estímulo que el castigo.

Sonría hasta cuando habla por teléfono, esto se refleja en su tono de voz. Recuerde que rara vez triunfa una persona en cualquier cosa a menos que le divierta hacerla. Siembre sonrisas y cosechará felicidad. ¿Y si no tiene ganas de sonreír? Esfuércese por hacerlo, merece la pena: “Empiece por actuar y terminará por creer”, este es un ejercicio que exige constancia y disciplina; al principio parecerá difícil, pero con práctica podrá lograr desarrollar esta habilidad. “La práctica hace al maestro”: Proceda como si fuera feliz y eso contribuirá a hacerlo feliz.

La risa produce verdaderos fármacos, por lo que es capaz de curar o por lo menos atenuar la mayoría de nuestros padecimientos, y además no hay ningún peligro si se supera la dosis. Al reír, el cerebro hace que nuestro cuerpo segregue endorfinas, sedantes naturales similares a la morfina; esas sustancias actúan como drogas naturales que circulan por el organismo. Por eso cinco o seis minutos de risa continua actúan como un analgésico.

Aunque siempre se ha sabido que el sentido del humor influye en la recuperación de los enfermos, fue a partir de la década de los 70’s cuando la risoterapia tuvo relevancia con el famoso caso de Norman Cousins: un importante ejecutivo de Nueva York, conocido crítico y editor del Saturday Review, a quien a los cincuenta años le fue diagnosticada espondolitis anquilosante (artritis espinal sumamente dolorosa) que lo dejó lisiado. Los médicos no conocían la cura para la enfermedad y ante este panorama nada alentador, Cousins cayó en depresión mayor, mientras más se deprimía peor era su estado y el dolor se hacía cada vez más intenso.

Los galenos le comentaron que un poquito de alegría le vendría bien; así que pidió varias películas cómicas y apenas comenzó a verlas y a reírse a carcajadas, se sintió mejor; así descubrió que por diez minutos de risa a mandíbula batiente lograba eliminar el dolor por dos horas, mientras más se reía, mejor se sentía; además gracias a sus sesiones diarias de risa pudo conciliar otra vez el sueño.

La risoterapia utiliza mucho los sentidos porque éstos están en contacto directo con la risa, y es lo que más éxito tiene a la hora de hacer reír, pero además contemplan lo siguiente:

Teoría: se repasa todo lo referente a la risa en las diferentes culturas, así como las distintas clases de risa que se conocen (acogedora, maliciosa, nerviosa, hueca, histérica, profunda...). Se estudia también la parte de la memoria en la que almacenamos los momentos en los que se ha reído.

Una parte práctica de estiramientos: el movimiento desbloquea el cuerpo y lo relaja. Por eso se hacen unos ejercicios de pulmones, espalda y estómago, para reír de la mejor forma y con la máxima facilidad.

Comunicación: Se hacen ejercicios de comunicación con el fin de desinhibirse y crear complicidad entre los asistentes a la terapia.

Técnicas: Se trata de practicar diversas técnicas con el fin de buscar la diversión y la vuelta a la infancia para lograr la mejor risa; es decir, la más saludable, esa que proporciona una carcajada intensa y pura.


*Director de la Carrera de Ing. Mecánica, ITESM Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx

¿Cuál es la principal causa de nuestros problemas? (II)


José Luis Ortiz*

Solamente hay un lugar en el universo que con toda seguridad podemos cambiar y está en nosotros mismos. Si nosotros cambiamos, seguramente todo a nuestro alrededor también cambiará; si evolucionamos, seguramente nuestra familia, comunidad y país evolucionarán. Sin embargo, muy pocas personas establecen estrategias de mejora continua a nivel personal. ¿Cómo podemos esperar que las cosas mejoren, que se resuelvan los problemas, si seguimos haciendo lo mismo? Pocas personas plantean propuestas serias y menos aún exigen que se tomen acciones para la solución de las dificultades de nuestra sociedad. En los corrillos de los bares, en las reuniones familiares o en los pasillos de las oficinas se escuchan expresiones de inconformidad y malestar. Pero ¿qué estamos haciendo para cambiar? Si esperamos a que el presidente, los gobernadores, los senadores, los diputados, los funcionarios, etc., solucionen la situación, seguramente nos vamos a quedar toda la vida esperando. Muchos vemos con conformismo que sexenio tras sexenio aparezca una pequeña luz de esperanza que se extingue poco a poco con el paso del tiempo. Y siempre es lo mismo: año tras año, período tras período; con cada cambio de gobierno o de partido en el poder; y así seguimos y seguiremos esperando, es lo que hemos hecho a través de todo el tiempo: esperar.

En tanto que una masa crítica de nosotros –los ciudadanos- no renueve sus actitudes y conductas, este país no cambiará. El no evolucionar significa en realidad retroceder. En este mundo globalizado y de avances tecnológicos, lo único constante es el cambio y tal como lo estamos haciendo, parece ser que muchas economías avanzan, con mayores o menores dificultades, pero la nuestra no. El futuro no se dibuja alentador: disminución de las exportaciones petroleras, reducción de las remesas de nuestros compatriotas que al no encontrar un empleo digno en nuestro país se ven forzados a vender su fuerza de trabajo y colaborar en el desarrollo de otros países, principalmente de los Estados Unidos, deterioro de la calidad educativa a juzgar por los pobres resultados que se han obtenido a nivel internacional, etc.

Más vale actuar tarde que nunca. Sin embargo es mucho mejor "a tiempo". Esto causa menos demoras, reproceso, desmotivación, producción de baja autoestima, y en general incrementa la efectividad.

La crisis económica de nuestro país es producto, en parte, de una crisis a escala internacional, pero gran parte del problema está dentro de nosotros. ¿Cómo podemos explicar una caída en el PIB de alrededor del 8%, mientras en China se da un incremento del sustancial en el mismo período?

México ha tenido la caída preocupante en su economía. La situación global es común para todos. Pero si persistimos en la actitud de querer atribuir al destino, al mercado internacional, a "la crisis", al jefe, a las autoridades, etc. la causa de nuestros problemas, será como “encontrarnos en el hoyo y seguir cavando”.

Si hubiésemos educado oportunamente a nuestros niños y jóvenes en el desarrollo de sus habilidades de liderazgo: sentido existencial, comunicación efectiva, planteamiento y solución de problemas, compromiso social, etc., no tendríamos que estar sufriendo ahora las consecuencias de nuestro conformismo y apatía por los grandes problemas nacionales. No es la situación económica adversa lo que nos está produciendo problemas para que los jóvenes profesionales egresados de las instituciones de educación superior se empleen -es un factor que contribuye, pero no es definitivo-, las barreras reales consisten en que muchos de ellos no tienen la actitud, las conductas y la sabiduría que requieren los empleadores o que son necesarias para aprender por cuenta propia y generar su propio empleo.


*Director de la Carrera de Ing. Mecánica, ITESM Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx

¿Cuál es la principal causa de nuestros problemas? (I)


José Luis Ortiz*

Uno de los cuentos que más suelo narrar a mis alumnos es el de “Las Lagartijas”. Lo hago por el gran cúmulo de aprendizajes que pueden desprenderse de su análisis y reflexiones. Ahora tengo la oportunidad de contarle a usted, amigo lector, esta metáfora popular africana del país de Burkina Faso en los siguientes párrafos.

Una mañana una aldea de Burkina Faso, donde las casas son redondas y los techos de paja; dos lagartijas empezaron a pelear por un insecto. Un perro que pasaba por allí intentó separarlas, pues deseaba evitar la violencia en ese poblado; pero ellas estaban tan entregadas a la reyerta que incluso lo golpearon cuando lo intentó. El perro, entonces, acudió a su amigo el gallo, a quien consideraba un animal fuerte y macho, ya que tenía a todas sus gallinas bajo control, para que le ayudara a distanciarlas. El emplumado le contestó: "dos lagartijas que pelean no son mi problema, yo cuido de mis gallinas y lo demás no me importa".

El perro siguió buscando ayuda, y así fue como encontró al buey. El bovino mugió: "yo me ocupo de mis problemas y los problemas de los demás no son mi problema".

El perro tropezó con el burro, al que consideraba un animal viejo y sabio y le pidió que hiciera algo para evitar el pleito. El burro le contestó: “No te preocupes: si no dices, nada, si no ves nada, si no escuchas nada; no pasa nada”.

Para ese momento, las lagartijas enloquecidas se habían subido al techo de paja de una casa. Dentro, la abuela preparaba la sopa y la paja se cayó encima del fuego, la casa comenzó a incendiarse y la abuela murió.

Cuando la gente lo vio eso, fueron a buscar al burro y lo cargaron con enormes baldes de agua para apagar el fuego.

Después de enterrar a la abuela, hicieron una gran fiesta que duró tres semanas, ya que al morir una persona de edad avanzada, esto significa que ha tenido una buena vida para llegar a esa edad. Así que se buscaron músicos y bailarines, pero, como para toda fiesta se necesita comida, mataron al gallo, mataron al buey y prepararon rica comida para el pueblo.

El perro fue a buscar al burro y le dijo: -ya ves, si pensabas que dos lagartijas que peleaban no era tu problema, mira que el gallo se murió, el buey se murió, y a ti te duele la espalda de tanto cargar agua, ahora necesitas ayuda ¿era o no tu problema?

El narrador africano que contó este cuento comentó que cuando hay un problema en una comunidad, toda la comunidad tiene que reunirse para resolverlo, aunque solamente sea un problema de lagartijas, porque los problemas de la minoría son problemas de la mayoría. Los problemas de uno afectan a todos, tarde o temprano.

La acción más pequeña de un miembro de una comunidad, puede repercutir en los demás. Esta comunidad puede ser tan grande como quiera establecerse el tamaño del sistema de estudio: una familia, una comunidad, una ciudad, un país o la gran comunidad global del mundo. Ahora ya no son las lagartijas que se pelean por un insecto; sino la mujer que riñe con su esposo; los colonos de una urbanización que no se ponen de acuerdo sobre un programa de mejoras para su hábitat; los funcionarios que abusan de su puesto para enriquecerse ilícitamente en detrimento de la población; los diputados que votan en contra de iniciativas solamente porque provienen de otro partido; los gobiernos de países que expresan el respeto a los derechos humanos y cometen abusos fuera de sus fronteras principalmente en naciones débiles, etc.

Muchos mexicanos pasamos buena parte de nuestras vidas criticando, quejándonos y despotricando sobre la situación económica, política, social, etc. del país; sobre el clima de inseguridad, delincuencia, corrupción, desempleo, inflación, pérdida del poder adquisitivo, etc., pero la mayoría no movemos un dedo para cambiar el estado de las cosas. Es posible que pensemos que los problemas de los demás no parecen ser nuestros problemas mientras “parezca” que no nos afecten.

Nos hemos llegado a acostumbrar a que el automóvil tiene prioridad sobre el peatón; a que la mordida es una forma rápida y segura de evitarnos pérdidas de tiempo y gastos mayores; a que la compra de películas y discos pirata nos permite ahorrar algunos pesos, aún a costa de las pérdidas de empleos que sufren nuestros compatriotas que honestamente corren riesgos al iniciar una empresa legalmente y las fuentes de empleo que diariamente se están perdiendo por esta causa; y así puede seguir un larga lista de comportamientos inmorales y con una carencia total de conciencia de solidaridad con nuestra patria. En fin, a no preocuparnos por los que se encuentran fuera de nuestro círculo cercano, de aquello que nos afecte directamente. Este es un grave problema, ya que como ha mencionado Stephen R. Covey "Si piensas que el problema está allá afuera, ése es el problema."

*Director de la Carrera de Ing. Mecánico Administrador, ITESM Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx