14 de diciembre de 2008

La capacitación como salario espiritual

José Luis Ortiz
Director de la Carrera de Ingeniería Mecánica,
ITESM Campus Querétaro,
jlortiz@itesm.mx


“Todo logro tiene un secreto: La voluntad”.

B. Franklin


¿Invertir en el recurso humano?, ¿por qué?, ¿para qué? Son preguntas importantes y de suma trascendencia en el éxito de las organizaciones. Existen sectores empresariales y de la sociedad que piensan en la utilidad y no en la productividad; por ello es bueno recordar que la educación no es otra cosa que una inversión. Ya que si un país no invierte hoy en educación, mañana tendrá que gastar en armas.

Cuando los padres inscriben a sus hijos en el colegio, no están realizando un gasto sino una inversión, para que, años después, los niños de hoy sean hombres libres y útiles a la sociedad. Si se descuida la educación de los hijos, el día de mañana, éstos serán una carga para la sociedad debido a que solamente podrán aportar fuerza física o, probablemente, se conviertan en delincuentes.

La motivación consiste en los estímulos que mueven a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas para su culminación. Este término se vincula con la voluntad y el interés. La motivación tiene muchas dimensiones, especialmente cuando hablamos de un elemento que ha mostrado en la práctica ser un gran motivador: la capacitación.

Hay una ley de suma importancia en la conducta humana. Si la acatamos, casi siempre tendremos éxito en nuestras relaciones con la gente, pero en cuanto la quebrantemos, seguramente nos veremos en constantes dificultades: “Trata a los demás como tú mismo quisieras ser tratado”. –Trata que la otra persona se sienta importante–.

Cuando una persona recibe capacitación recibe en realidad un salario espiritual, ya que podemos traducirla en términos del sujeto como: “Yo te intereso, soy para ti importante y tú inviertes en el desarrollo de mi potencial”. Recordemos que “El principio más profundo en el carácter humano es el anhelo de ser apreciado”.

Los incrementos del salario económico son importantes para mejorar la calidad de vida; también es cierto que, pasado cierto período, la nueva remuneración se diluye en satisfacer ciertas necesidades y, nuevamente, se requiere nuevo aumento; en cambio, el salario espiritual permite, además de mejorar la calidad humana del hombre, coadyuvar su felicidad y la de su familia. Este colaborador será el principal publicista de la empresa por que se sentirá orgulloso de ser su servidor y artífice de su engrandecimiento.

Todas las personas, cuando recibimos nuestro salario, ya sea cada quincena, semana o mes, distribuimos este ingreso en colegiaturas, alimentación, vestido, diversión, créditos, etc., compartiendo el fruto de nuestro trabajo con nuestra familia. Cuando a un trabajador se le da formación humana, ética, ciudadana y ecológica, también llega a su hogar y la comparte con su pareja, sus hijos, familiares, círculo cercano, vecinos, etc., y es a partir de ese momento que ese ser humano empieza a ser mejor porque ha recibido mucho más que solamente un salario económico. Para ese orgullo de pertenencia y ponerle ese espíritu de obra al trabajo, una empresa requiere no solamente de mano de obra calificada, sino también de la motivación por parte de sus miembros para hacer las cosas con cuidado, calidad y diligencia.

La capacitación como salario espiritual, J.L. Ortiz, artículo publicado en Periódico El Financiero, Edición Bajío, Año IV, No. 860, 11 de noviembre de 2008, p. 5B.

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