18 de marzo de 2011

El valor de la sonrisa

*José Luis Ortiz

Todo el mundo busca la felicidad, y sólo hay un medio seguro para encontrarla: consiste en controlar nuestros pensamientos. La felicidad no depende de condiciones externas, sino internas. No somos felices por la casa, el auto, las vacaciones o el dinero que tenemos; sino por aquello que somos y por lo que tenemos y no cambiaríamos por dinero y que además apreciamos; como la vida, la salud, el amor, la amistad, el aprecio, el reconocimiento, la satisfacción de servir a los demás, etc. Recordemos que “solamente lo barato se compra con dinero” y que es mejor vivir en una choza con alguien que nos ame que vivir en soledad en una gran mansión”.

No es lo que tenemos o lo que somos o lo que realizamos, nada de eso; lo que nos hace felices o desgraciados. Es lo que pensamos acerca de todo ello.

Las acciones dicen más que las palabras y una sonrisa expresa: me agradas, estoy feliz contigo, me alegra verte. Una sonrisa es el más saludable masaje de belleza para el rostro, y la expresión del rostro es mucho más importante que el maquillaje que usamos o que la ropa o accesorios que nos ponemos. Hace lucir a las mujeres más guapas y a los hombres nos hace ver menos feos, y por supuesto que más vale una sonrisa fingida que una jeta natural, pero es mucho mejor una sonrisa natural, auténtica, que salga del corazón.

Los padres que sonríen tienden a enseñar, trabajar y vender con mayor efectividad y a criar hijos más felices, es por esto que en la enseñanza es mucho más eficaz el estímulo que el castigo.

Sonría hasta cuando habla por teléfono, esto se refleja en su tono de voz. Recuerde que rara vez triunfa una persona en cualquier cosa a menos que le divierta hacerla. Siembre sonrisas y cosechará felicidad. ¿Y si no tiene ganas de sonreír? Esfuércese por hacerlo, merece la pena: “Empiece por actuar y terminará por creer”, este es un ejercicio que exige constancia y disciplina; al principio parecerá difícil, pero con práctica podrá lograr desarrollar esta habilidad. “La práctica hace al maestro”: Proceda como si fuera feliz y eso contribuirá a hacerlo feliz.

La risa produce verdaderos fármacos, por lo que es capaz de curar o por lo menos atenuar la mayoría de nuestros padecimientos, y además no hay ningún peligro si se supera la dosis. Al reír, el cerebro hace que nuestro cuerpo segregue endorfinas, sedantes naturales similares a la morfina; esas sustancias actúan como drogas naturales que circulan por el organismo. Por eso cinco o seis minutos de risa continua actúan como un analgésico.

Aunque siempre se ha sabido que el sentido del humor influye en la recuperación de los enfermos, fue a partir de la década de los 70’s cuando la Risoterapia tuvo relevancia con el famoso caso de Norman Cousins: un importante ejecutivo de Nueva York, conocido crítico y editor del Saturday Review, a quien a los cincuenta años le fue diagnosticada espondolitis anquilosante (artritis espinal sumamente dolorosa) que lo dejó lisiado. Los médicos no conocían la cura para la enfermedad y ante este panorama nada alentador, Cousins cayó en depresión mayor, mientras más se deprimía peor era su estado y el dolor se hacía cada vez más intenso.
Los galenos le comentaron que un poquito de alegría le vendría bien; así que pidió varias películas cómicas y apenas comenzó a verlas y a reírse a carcajadas, se sintió mejor; así descubrió que por diez minutos de risa a mandíbula batiente lograba eliminar el dolor por dos horas, mientras más se reía, mejor se sentía; además gracias a sus sesiones diarias de risa pudo conciliar otra vez el sueño.

*José Luis Ortiz, es el Director de la Carrera de Ingeniería Mecánica del Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro, jlortiz@itesm.mx

Publicado en: Identidad Campus Querétaro, Wednesday, March 16th, 2011


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