10 de junio de 2009

El Bono Educativo (II)

José Luis Ortiz*

Este sistema permite eliminar la administración centralizada del Estado y la creación de un mercado competitivo en la educación.

Si se establece el monto del bono de acuerdo al nivel educativo y desempeño de los alumnos, manteniendo un mínimo que garantice la obligatoriedad de la educación básica, se estarían estimulando elevados niveles de aprovechamiento mediante montos más elevados a los buenos estudiantes, con accesos que pudieran ser incluso gratuitos, a los centros educativos de excelencia. De esta forma se promueve una cultura de calidad y un círculo virtuoso: alto desempeño, mejores escuelas, mejor calidad educativa, mejor calidad de vida.

Existen funcionando esquemas similares de financiamiento en varios países del mundo, con las modalidades propias que cada nación ha ido adaptando.

En España, específicamente en la Comunidad Valenciana, se ha utilizado para los niveles preescolar y primario en escuelas concertadas de carácter privado, en los que los padres de familia inscriben a sus hijos con esta subvención estatal.

En Suecia, este sistema se aplica para toda la educación primaria y secundaria y ha generado un cambio revolucionario a nivel de la demanda y la oferta educativa.

Chile ha sido uno de los países latinoamericanos que ha asombrado al mundo con su política económica, imitada por muchas naciones - entre ellas México - en su sistema de pensiones privadas, como en el caso del bono educativo, cuya ejecución se ha visto afectada por la entrada y salida del poder de diversas corrientes políticas.

Colombia lo ha utilizado principalmente porque los recursos destinados a la enseñanza secundaria no estaban llegando a todos los poblados de la nación y buscaron nuevos modelos más eficaces y eficientes de distribución presupuestal.

En nuestro país, este tema no es nuevo y existen varios autores y legisladores que han insistido en las bondades de este sistema de financiamiento, a la vez de un medio para mejorar la calidad educativa, sustentado en la competitividad de las instituciones públicas y privadas por un mercado cuyos clientes lógicamente buscarán la mejor relación beneficio/costo. Roberto Salinas León, Adolfo Gutiérrez Chávez, Erick Guerrero Rosas, Ricardo Salinas Pliego y Juan de Dios Castro Muñoz, quienes han afirmado en diversas ocasiones el carácter impostergable de la Reforma Educativa.

Con el bono educativo se lograrían dos objetivos: uno fiscal y otro personal. En el primer caso se lograría detener de una forma importante el derroche en el gasto educativo; y por el otro lado se dotaría a los padres de familia y a los educandos de la libertad de elegir las escuelas que les parezcan más convenientes para su futuro. La tesis es que el efecto neto de esta ecuación sería mejorar la calidad de la oferta educativa, y por lo tanto, a la larga, del nivel de bienestar de la sociedad.

Una de las consecuencias esperadas más importantes sería que los padres se involucren más en la educación de sus hijos, toda vez que adquieren el derecho de elegir, y seguramente estarán muy interesados en que su decisión sea la más acertada. La actitud de los alumnos mejora, y los progresos académicos no tardan en aparecer.

Las escuelas comprobarían también que las cosas no pueden continuar funcionando igual, que si no mejoran, paulatinamente se verán disminuidos sus recursos. Y muy probablemente se verán forzadas a reducir su gasto de gestión al mínimo, para poder destinar mayor esfuerzo y recursos a la educación efectiva.

Con el bono educativo, podremos esperar una mayor calidad en la oferta educativa y como consecuencia la posibilidad de tener en México el sistema educativo de excelencia que reclama la sociedad para sus jóvenes en formación, cuya evolución pueda producir el cambio que nuestro país demanda, hacia un mejor futuro para nuestros hijos.


Publicado en el periódico "El Corregidor de Querétaro", 29 de Mayo de 2009, p. 9.


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